Como ya vimos anteriormente, el proceso de elaboración del vino se ve influenciado por la mano del hombre y además también por una serie de factores externos como son la climatología o las características de la tierra. Pues bien, es precisamente en este último punto en el que nos centraremos en esta entrada.
La zona geográfica y las características geomorfológicas del suelo donde se ubiquen los viñedos son clave para obtener un fruto de alta calidad. Las uvas son el punto de partida para obtener los mejores vinos en Bodegas del Saz.
El terruño aporta a la vid todos los nutrientes necesarios para poder desarrollar y mantener las uvas y además le confiere unas características particulares. Los viñedos de Bodegas del Saz se distribuyen en distintos terroirs, donde cada varietal de uva alcanza su máxima calidad.
Elementos del suelo que influyen en el vino
Existen determinados elementos minerales que forman parte de la tierra en los viñedos y que influyen en la composición de las uvas y de los vinos.
La caliza, por ejemplo, aporta grado de alcohol y aromas a los vinos. La arcilla por su parte consistencia y taninos. La sílice aporta ligereza y aromas y el hierro el inconfundible color a los vinos.
El suelo rico y fértil de La Mancha es frecuentemente calizo de color rojizo y pobre en contenido orgánico.
Tipos de suelos presentes en los viñedos
En la tierra del Quijote la vid encuentra un terruño extenso y adecuado para obtener un fruto de calidad. La climatología propia de la zona, con inviernos fríos y veranos cálidos y secos, también ayuda a ello.
Los viñedos rojizos y de composición caliza son predominantes en la zona, pero se dan también otra variedad de suelos.
Suelos pedregosos
En la superficie de este tipo de terrenos abundan los cantos gruesos, esto evita que el calor penetre a mayor profundidad dando frescor a la planta, a la vid. Son suelos fríos que aportan una gran calidad al viñedo, sus uvas y por tanto al vino.
Suelos arcillosos
Este tipo de suelos que retienen bien la humedad del agua, tienen una presencia alta de elementos minerales como limo y arcilla. Esta composición hace que el terreno este más aglutinado y sea más fuerte impidiendo así que la luz penetre a mayor profundidad en el suelo. La vid puede mantenerse más fresca retrasando un poco la maduración de las uvas y dando lugar a vinos con color, cuerpo y una graduación alcohólica no muy alta.
Suelos arenosos
La composición de los suelos arenosos se caracteriza por tener un contenido bajo en arcilla y limo. Son terrenos poco cohesionados, retienen muy poco la humedad del agua y dejan pasar fácilmente el calor. Esto último hace que se adelante la maduración de las uvas. Como consecuencia de todo ello se obtienen vinos más suaves y con pocos taninos.
Suelos humíferos
Este tipo de terrenos son muy productivos debido a que en su composición abunda la materia orgánica, así como otros elementos como el potasio, el nitrógeno o el fósforo. Su excesiva fertilidad hace que no sean muy recomendables para el cultivo de la vid ya que los componentes mencionados anteriormente pueden alterar la acidez, el color o los polifenoles del vino resultante.
Como vemos, tanto la vid como los diferentes varietales se comportan de manera diferente dependiendo de cada tipo de suelos.
En Bodegas del Saz, cuidamos con esmero todos los detalles que influyen en el proceso de elaboración de nuestros vinos, prestando especial cuidado al terreno sobre cual crecen nuestras plantas de vid.